ESTA ES UNA NOTABLE ENTREVISTA AL EDITOR DE LA REVISTA FOREIGN POLICY, DONDE SE VEN LOS ALCANCES DE LOS CAMBIOS MUNDIALES Y CÓMO AMÉRICA LATINA, SEGÚN EL AUTOR YA NO ES -"NECESARIAMENTE- EL PATIO TRASERO DE ESTADOS UNIDOS, SINO LA ATLÁNTIDA, ADEMÁS DE HABLAR SOBRE EL PACTO DE LIBRE COMERICIO DE FACTO QUE HUGO CHAVEZ TIENE CON ESTADOS UNIDOS. DISFRUTENLA.
Fabián Bosoer.
fbosoer@clarin.com
El último número de la revista Foreign Policy que usted dirige tiene un título provocativo referido al 11 de setiembre de 2001: "El día que no cambió mucho". ¿Supone una revisión autocrítica de lo que se dijo entonces, bajo los efectos de la conmoción por los atentados?
—Es evidente que en muchas partes del mundo hubo un gran cambio a partir del 11-S. Y en general, el mensaje central fue que el mundo había cambiado. Es imposible, para quienquiera que tome un avión, para los habitantes de Irak, de Afganistán o de Nueva York no pensar que el mundo cambió. Sin embargo, cuando uno ve las estadísticas y observa a escala global, lo cierto es que el 11 de Setiembre afectó a un nicho muy específico de la población mundial. Hay una enorme mayoría de la población del mundo para la cual el 11 de Setiembre ha sido absolutamente irrelevante. Pensemos en los millones de personas en China, en la India, en gran parte de Asia o en América latina. El 11 de Setiembre redefinió cosas importantes, es cierto, pero básicamente en temas militares relacionados con los EE.UU. y con la política norteamericana en Oriente Medio.
# ¿Qué es lo que los analistas y expertos no supieron ver o anticipar sobre el escenario emergente luego del 11-S?
—Una de las ideas más difundidas dice que hay una gran concentración de poder. Yo, en cambio, lo que veo con mayor preocupación es que el poder se está diseminando y que hay una tendencia a una difusión y dispersión del poder. Y eso tiene tantos riesgos como una excesiva concentración de poder.
# ¿Se refiere a la guerra en Irak?
—Por ejemplo, pero no solamente. Cuando uno piensa en quiénes tienen en jaque al ejército más poderoso del mundo, ¿cuál es la respuesta? Unos insurgentes en Irak, mal armados, que construyen bombas de manufactura casera; una red como Al Qaeda, de la que se desconocen sus reales capacidades y gran parte de sus movimientos. Esto lo vemos reproducido también en otros ámbitos de la actividad humana: los poderosos están teniendo muchos problemas y limitaciones para ejercer su poder.
# ¿Por ejemplo?
—El New York Times acaba de definir que su principal "amenaza" y competidor es una compañía creada en 1998 que se llama Google. La Enciclopedia Británica, creada allá por el 1700, ha sido desplazada por la Wikipedia, una enciclopedia voluntaria que se encuentra en Internet, que es doce veces más grande y que tiene sólo cinco años de existencia. Los bancos centrales, aun aquellos que tienen enormes cantidades de reservas, están bajo presión constante de los fondos de inversión y de quienes pueden mover dinero alrededor del mundo. Los sindicatos, el Vaticano... Escoja usted cualquier actividad humana importante y va a encontrar que los actores poderosos tradicionales deben coexistir con una miríada de pequeños y nuevos micropoderes que pueden imponer serios límites.
# Sin embargo hay muchos ejemplos también de gobiernos y presidentes que tienden a concentrar su poder.
—En realidad, son muy pocos los gobiernos que tienen un poder absoluto. De hecho, en la mayoría de las democracias donde hay elecciones limpias y competitivas, el margen de victoria ha venido disminuyendo. Lo normal en una elección limpia, desde hace unos años, es que el resultado sea casi un empate. Lo vimos en Alemania con el duelo entre Schroeder y Angela Merkel, en Italia entre Berlusconi y Prodi, en Perú con Alan García y Ollanta Humala; últimamente en México con Andrés López Obrador y Felipe Calderón. Lo que se llama "victorias por avalancha" es un fenómeno en extinción. Existen, ocasionalmente, como Koizumi en Japón, o Chirac, cuando hubo la amenaza de los votos de Le Pen. Salvo esas excepciones, una elección normal es una en la que se gana por muy poquito. Los gobiernos tienen que gobernar con mayorías precarias, con coaliciones frágiles y con todo tipo de limitaciones.
# ¿El actual gobierno de los Estados Unidos entendió el problema y le dio una respuesta equivocada? ¿O se equivocó en el diagnóstico?
—No veo que ellos hayan diagnosticado eso. Lo que diagnosticaron, y en lo que se equivocaron, fue una sobreestimación del poder de los EE.UU.; de la capacidad de las soluciones de fuerza y de actuar a solas en un mundo globalizado mucho más inestable.
# ¿Y cómo se sale de Irak ahora?
—Estamos viendo las últimas etapas de ese proceso y es inevitable que haya un debate importante; EE.UU. va a salir de Irak, con todo tipo de consecuencias negativas, que son las que argumenta el equipo de Bush para explicar por qué hay que quedarse. Sin embargo, fuera de decir "si nos vamos, viene la catástrofe", no tienen mucho que decir sobre qué pasa si nos quedamos. La solución no parece ser mantener 130 mil soldados americanos, que intentan patrullar y evitar una guerra fratricida sectaria entre shiítas y sunnitas, más la insurgencia antiamericana. Están empantanados: quedarse es una catástrofe; pero irse, en estas condiciones, también es una catástrofe.
# ¿Cómo se inserta América latina en este contexto?
—Desde el punto de vista del resto del mundo, América latina era siempre tratada como el patio trasero de los EE.UU. Era un tema de los EE.UU., que intervenían o no intervenían en sus asuntos internos, apoyaban o no a gobiernos, promovían y defendían sus intereses, etc. Después del 11-S, ahí sí hubo un cambio importante, porque América latina dejó de ser el patio trasero y se volvió la Atlántida, el continente perdido. Básicamente, desapareció del mapa de Washington y de las capitales europeas, de los inversionistas, de los periodistas. Hubo un gran desinterés. Ese desdén fue inmediatamente reemplazado y la Atlántida empezó a reaparecer, convertida en Afganistán.
# ¿Por qué en Afganistán?
—No porque en América latina hubiera talibanes y terroristas suicidas, sino porque es el perfecto ejemplo de lo rápido que EE.UU. pierde influencia en un lugar cuando lo desatiende. EE.UU. casi ganó la Guerra Fría en las montañas de Afganistán. Y después de eso, se desentendió y se fue. Ese vacío fue llenado por los talibanes y por Osama bin Laden. Después de que ganó la guerra en 2002, se fue a Irak. Abandonó Afganistán y ahora están otra vez los talibanes resurgiendo. En América latina le pasó algo parecido. El Consenso de Washington era la manera como los gobiernos ganaban elecciones, prometiendo reformas económicas, en los años 90. Argentina llegó a tener vínculos muy fuertes con los EE.UU. Venezuela era un aliado natural, suministrador de petróleo. En Bolivia, había reformas económicas basadas en el Consenso de Washington. En Colombia, el Plan Colombia; y en otras partes fluían las inversiones y las compañías norteamericanas estaban en plena expansión. América latina era un lugar muy cercano políticamente a los EE.UU. Cuando se desentendieron, al muy poco tiempo, el hombre más influyente es Hugo Chávez.
# ¿Es el fenómeno de Hugo Chávez una respuesta o una consecuencia de las políticas de Washington hacia la región?
—Nadie en América latina, ni siquiera los más fervientes admiradores de Hugo Chávez, estarían dispuestos a apostar que ese modelo es sostenible si el petróleo no está a setenta dólares el barril y si Venezuela no tiene esa avalancha de dólares provenientes de los EE.UU. El modelo de Chávez es posible sólo si uno tiene un acuerdo de libre comercio petrolero con los EE.UU. y eso es lo que está ocurriendo.
# ¿Dice que Venezuela tiene un acuerdo de libre comercio con EE.UU.?
—Chávez denuncia a diario los acuerdos de libre comercio de sus vecinos latinoamericanos con los EE.UU., mientras que él y su país, bajo su mandato, han hecho la mayor expansión del libre comercio de facto. Venezuela ha sido siempre, y lo sigue siendo con Chávez, un principal proveedor, EE.UU. es el principal mercado del petróleo venezolano. A su vez, Venezuela es el país que ha tenido el mayor aumento en la importación de manufacturas y productos norteamericanos. ¿Qué es eso si no un acuerdo de libre comercio de hecho?
18 septiembre 2006
MOISES NAIM: "En casi todo el mundo declina el poder de los gobiernos"
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