10 diciembre 2005


Cambio. Cambio como una veleta obligada por el viento, como el color de tu pelo cuando el sol le golpea, mientras broncea tu piel en la playa de Tunquén.

Son segundos. Son minutos. A veces horas y días. Pocas veces años. Pero son. Son como esos bárbaros atilas que nos manda la mente, si parafraseamos al maestro Vallejos. Cambio. Modificación. Intersticio. Momentum.

A veces quisiera que todo fuera una línea: el alma, la vida, que la tierra no fuera redonda y que Cristóbal Colón hubiera pasado por un loco a la historia, para nunca darnos cuenta de que todo es redondo, lábil, gris medio, como en la fotografía.

Soy ciego y al mismo tiempo veo más allá del horizonte; soy viejo, pero con la rebeldía de un quiceañero, soy duro, con la inocencia de niño, soy un asesino a sueldo, pero con la ética de un santo; voy viendo cada detalle de la realidad, como si fuera un jefe de control de calidad y al mismo tiempo deseo que la producción no sea perfecta, para mofarme de mí. Una flor de contradicciones.

Qué me espera con el próximo viento. Qué rayos asolarán la tierra. Qué oblicuidades perpetuas se esconden más allá de mis propias manos. Hoy no he querido usar el signo de interrogación porque va en contra de este viento norte que sopla como si se tratara de una sorna unas horas antes de que el país elija quiénes pasarán a la segunda vuelta. Así van las apuestas... viento norte, viento sur, viento este, viento oeste. Soy cada uno de ellos. El múltiplo de cada uno, y la división por cualquiera de sus múltiplos. Sí, es verdad, hoy soy mi propìo Torquemada.

05 diciembre 2005

Nuevos caminos...

Tal como titulara mi blog, la segunda parte siempre mejor, ahora elevo esta categoría a una nueva fórmula, pero esta vez en lo laboral. Voy a probar suerte a la nueva justicia o la Reforma Procesal Penal como le llaman, a buscar nuevos caminos.

Es extraño, llevó cerca de diez años cubriendo las alternativas de los tribunales del antiguo sistema, llamado también inquisitivo, y claro, hay una cierta cantidad de cosas que hice, golpes noticiosos, adelanto de fallos, descubrimientos varios, un libro (Crimen Imperfecto, editorial LOM, 2002), amores, amistades, confianzas.

Por eso este cambio desde las columnas que sustentan las cuatro virtudes clásicas en el palacio que alberga a la Corte Suprema a un edificio más bien tipo loft, con toda la tecnología y donde la modernidad y la tecnología son la tónica diferenciadora.

Es como mirar el palacio del siglo 21 o imaginar que los jueces usan lap tops, los detectivs pendrives, o que ambos bailan música electrónica sin por ello dejar de ser lo conservadores que necesitan ser.

La nueva justicia es una cosa más rápida, menos dramática quizás, tal vez trata mejor a los imputados y donde el panóptico ha tenido un lavado de imagen, al cual Foucault debiera haberle echado una nueva miradita para saber como en verdad funciona, al menos en lo teórico.

Así que, bueno, todo de nuevo, a buscar fuentes de información nuevas, a tratar de investigar donde en general, dicen, es más difícil que antes, pero bueno... a campo traviesa se abren caminos...