15 enero 2010

Médicos UC reconocen vínculos del Hospital con creador de venenos de la Colonia Dignidad

Declaraciones de 2009 ante el juez Madrid revelan nexos con Hartmut Hopp


Helmar Rosenberg y Sergio González, patólogos procesados como encubridores en la causa por el homicidio de Frei y quienes le hicieron la autopsia que estuvo escondida más de 20 años, hablaban en alemán con el ex segundo hombre de la Villa Baviera. El abogado del decanato de medicina y de Canal 13, quien a su vez representa a los facultativos ante la justicia es Pedro Doren, patrocinante histórico de los jerarcas del enclave. Entre ellos Hopp, encausado por la desaparición de personas durante la dictadura militar.

Un día de octubre de 2000, una de las tantas fuentes militares que entrevisté para mi primer libroCrimen Imperfecto, historia del Químico de la DINA Eugenio Berríos y la Muerte de Frei Montalva (LOM 2002), me comentó que el Hospital Clínico de la Universidad Católica había mantenido vínculos cercanos con la Colonia Dignidad. Fue un comentario al pasar que nunca pude chequear.

Seis años más tarde, el ministro Alejandro Madrid, accediendo a un interrogatorio solicitado por la abogada Fabiola Letelier, hermana de Orlando, el ex canciller asesinado por la DINA en Washington en 1976, tomó declaración al segundo hombre de la Villa Baviera, el doctor Hartmut Hopp, en el marco de la causa por el homicidio de Berríos, ejecutado en Uruguay por agentes de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE) en 1993.

En Colonia Dignidad Hopp tenía labores como probar venenos y sustancias sicotrópicas para controlar a los colonos.

En la oportunidad, Hopp le relató al ministro, en la foja 7.049 del tomo 19 del expediente, que sus estudios los realizó primero en Estados Unidos y posteriormente en la Facultad de Medicina de la Universidad Católica (UC). Allí fue como compañero de curso de y Sergio González, con quienes mantuvo una relación a través del tiempo que duró más allá de la dictadura militar hasta cerca de 2000.

Madrid, luego de escuchar a Hopp y de que éste firmara la declaración, tomó las fojas y las agregó al proceso que sustancia por el homicidio del ex Presidente Eduardo Frei Montalva, asesinado con Talio y Gas Mostaza, según estableció el magistrado, en la Clínica Santa María en enero de 1982.

Las palabras de Hopp abrieron un ámbito desconocido para el juez, debido a que Rosenberg y González fueron los patólogos de la Facultad de Medicina de la UC que realizaron la autopsia al cuerpo de Frei a horas de su muerte, cuyas conclusiones permanecieron virtualmente escondidas en el archivo de la casa de estudios por 20 años sin que la familia lo supiera.

En una diligencia realizada en 2003 Madrid allanó esas dependencias e incautó los documentos, comprobando meses más tarde que habían sido modificados ex profeso. Allí por primer vez tuvo conocimiento de quiénes eran Rosenberg y González.

Hasta ahí la única persona que había reconocido tener algún tipo de relación con los facultativos de la UC era Hopp.

PARA LA HISTORIA

Madrid continuó investigando y haciendo peritajes; desenterró a Frei en 2004 y ordenó analizar los restos a las peritos Laura Borgel y Carmen Cerda.

Sin embargo, no sería hasta marzo y abril de 2009 que en el expediente por el homicidio de Frei Montalva el nexo de Rosenberg y González y otros dos médicos del Departamento de Anatomía Patológica de la UC con la Colonia Dignidad quedaría plasmado como parte del lado oscuro de la historia nacional.

La revelación consta en la foja 7.042 de la causa y fue entregada por el propio Rosenberg el 1 de abril de 2009 -que publica íntegramente El Mostrador-, junto a la de González, de fojas 7.044(ver documentos relacionados).

Rosenberg reconoció haber sido compañero de Hopp en la UC, como también que dos médicos de la Facultad -el destacado radiólogo Fernán Díaz (hoy fallecido) y otro a quien no identificó- concurrieron a la ex Villa Baviera, ya que en el centro asistencial que se montó al interior del enclave, era necesario un doctor de nacionalidad chilena.

Hopp aún era estudiante, pero fueron estos profesionales quienes lo recomendaron para que ocupara el cargo.

eduardo-frei-montalva-hablando-telefono“De esta manera surgió el nexo entre el Departamento de Anatomía Patológica del Hospital clínico de la Universidad Católica y la Colonia Dignidad”, declaró Rosenberg.

Días antes, González también había sido interrogado por la Policía de Investigaciones.

González confirmó que con Hopp y Rosenberg fueron compañeros, pero agregó varios detalles. El segundo hombre de la Colonia Dignidad y mano derecha de Paul Schäfer, concurría al Departamento de Anatomía Patológica regularmente para que el laboratorio le analizara biopsias que traía desde el hospital de Villa Baviera. Esa misma labor la hacía también su esposa, la enfermera Dorothea Witthahn, quien a veces vestía con el uniforme de rigor.

Los exámenes que pedía Hopp nunca fueron cobrados por la UC, según González, porque eran de personas pobres, casi siempre de apellidos chilenos, toda vez que la casa de estudios contaba con recursos propios para esta labor “social”.

Sin embargo, otro hecho llamó la atención de los investigadores: “El doctor Chuaqui (también fallecido), el doctor Rosenberg y yo hablamos el idioma alemán y efectivamente en algunas ocasiones hablábamos con el doctor Hopp en alemán”, declaró González, explicando que realizó una beca en el país bávaro donde aprendió dicha lengua.

En todo caso, ambos profesionales aseguraron que nunca visitaron Villa Baviera y que las relaciones con Hopp eran sólo formales y nada más.

LA JOYITA

Hartmut Hopp no fue un médico cualquiera durante la dictadura militar, como tampoco en democracia. Muy por el contrario tenía labores muy específicas dentro de la organización.

Una de ellas era probar venenos y sustancias sicotrópicas para controlar a los colonos. Para ello concurría al otrora Bacteriológico, hoy Instituto de Salud Pública, para retirar conejos para sus experimentos, según da cuenta un documento que consta en el proceso que lleva Madrid, publicado en 2002 por este medio. En él, el veterinario del ISP Sergio Romero, reconoce el hecho.

El doctor Hopp, también fue el encargado de coordinar y operar para construir la red de lavado de dinero que la Colonia Dignidad armó para esconder a Schäfer en Argentina a mediados de los 90, hecho que reconoció en una declaración prestada ante el ministro Jorge Zepeda e incluida por Madrid en el caso Berríos.

Asimismo, fue uno de los encubridores de Schäfer, luego que fueran descubiertos los constantes abusos deshonestos que cometió contra los menores que vivían en el predio al interior de la Séptima Región, hecho por el cual ambos fueron condenados.

Los cruces en este sentido arman un contexto necesario para comprender los vínculos entre las personas y la ligazón con la muerte de Frei Montalva.

Primero, porque el ISP es la entidad que compró en Brasil toxina botulínica, sustancia que fue derivada al Laboratorio de Guerra Bacteriológica del Ejército en junio de 1981, que funcionaba en Carmen 339, hoy sede del Archivo Judicial.

En diciembre del mismo año cuatro miristas presos en la desaparecida Cárcel Pública caen envenenados con botulismo, hecho que también investiga el ministro Madrid y que es la antesala al envenenamiento de Frei con Gas Mostaza y Talio,según establecieron las peritas Borgel y Cerda.

Rosenberg y González designaron al abogado Pedro Doren para que los representara. Doren trabaja como externo del decanato de Medicina de la UC.

Rosenberg y González fueron procesados el 7 de diciembre pasado por el magistrado en calidad de encubridores del crimen, atendido que hicieron la autopsia y no dieron respuestas coherentes, por lo que el ministro se formó la convicción de que tenían participación en los hechos, ya que mantuvieron escondida la necropsia por más de 20 años. Junto a ellos como autores lo están también el ex CNI Raúl Lillo Gutierrez, el informante y chofer de Frei, Luis Becerra y el doctor que operó por segunda vez a Frei en 1982. Y como cómplice está procesado el ex médico de la DINA, Pedro Valdivia.

MULTI HOMBRE

Ante la justicia, Rosenberg y González designaron al abogado Pedro Doren para que los representara. Este último profesional, trabaja como externo para el decanato de Medicina de la UC, como también para Canal 13. De hecho, fue el encargado de hacer el análisis jurídico cuando en 2003 la familia Frei, gracias a la revelación de un informante reservado, supo que la autopsia estaba en el archivo de la casa de estudios.

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El médico Helmar Rosenberg.

Doren, a su vez, ha sido uno de los abogados históricos de la Colonia Dignidad. De hecho la representó en varios juicios tributarios a mediados de los 90, luego que Villa Baviera perdiera la personalidad jurídica durante el gobierno de Aylwin e hiciera maniobras ilegales para evitar que los activos de las empresas que habían creado -“Tierra Negra”, entre muchas otras- no fueran requisados por el fisco.

Fueron estas firmas las que permitieron triangular dineros hacia los paraísos off-shore que ayudaron a Paul Schäfer a ocultarse en Argentina desde fines de los 90 para evadir la acción de la justicia, aunque fue detenido en marzo de 2005 en las afueras de Buenos Aires.

Fue ese mismo año, cuando Doren volvió a la palestra. Esta vez en una causa relativa a violaciones de derechos humanos, cuando patrocinó a Hopp en la causa por la desaparición del militante del MAPU, Juan Maino Canales.

Y si de aplicación de venenos al interior de la Colonia Dignidad se trata, el proceso que llevó el juez Zepeda por la muerte de Miguel Ángel Becerra Hidalgo, militante de Patria y Libertad, revela claramente la forma de operar que había al interior de Villa Baviera. Lo anterior quedó plasmado en la sentencia de 27 de noviembre de 2008 (ver documentos relacionados).

CAÍDO EN DESGRACIA

Si a todo lo anterior se suma cómo la Facultad de Medicina de la UC ha dificultado la investigación del juez Madrid, el escenario termina por coincidir.

En 2003 cuando el ministro allanó el hospital encontrando la autopsia, la Facultad de Medicina aseguró que se había entregado todo lo que había.

Sin embargo, el año pasado, el mismo informante que le contó sobre la existencia de este último documento al abogado querellante Álvaro Varela, le informó que aún existían pruebas que la casa de estudios no había entregado a la justicia.

El doctor Enrique Paris aseguró que en la bóveda del decanato se encontraban parte de las vísceras que le extrajeron a Frei en 1982.

Madrid allanó nuevamente y encontró un libro de autopsias, donde podía leerse sólo las iniciales EFM, para designar el procedimiento al ex Mandatario. El documento cobra relevancia, ya que Rosenberg y González han negado en distintas oportunidades que se tratara de una necropsia.

La labor de entorpecimiento tuvo una segunda etapa, luego que el magistrado procesara a los facultativos. De allí en adelante, el doctorEnrique Paris, jefe de Toxicología, las emprendió en dos entrevistasotorgadas al diario El Mercurio, en contra de los resultados obtenidos por las peritos Borgel y Cerda que indicaban que Frei había sido envenenado con Talio y Gas Mostaza. Al mismo tiempo, aseguró que en la bóveda del decanato, es decir en la oficina de su jefe directo, Ignacio Sánchez, se encontraban parte de las vísceras que le extrajeron a Frei en 1982.

La familia Frei montó en cólera y cuestionó la ética médica de Paris, quien debió autodesmentirse en los medios, perdiendo credibilidad. Máxime cuando el propio Rosenberg, en una entrevista concedida en 2006 al diario La Segunda aseguró que dichas muestras habían sido destruidas.

Paris contó con el apoyo del decano Sánchez para cuestionar públicamente la investigación de Madrid. Lo anterior como una estrategia para aparecer como un defensor de los intereses de la casa de estudios, en el contexto de que aparece integrando la terna para asumir la rectoría de la UC.

Sin embargo, luego de la aparición de un reportaje publicado este miércoles la familia Frei le pidió a la justicia que verifique si las palabras de Paris son reales. Y eso implica, aunque depende del juez, un nuevo allanamiento a la facultad de dirige Sánchez. En otras palabras, un nuevo cuestionamiento al ánimo de colaboración que aseguraron tener en una declaración pública emitida este martes.

Cómo Medicina UC ha dificultado la investigación por el asesinato de Frei Montalva

Decano también es candidato a rector del plantel pontificio


Las dos entrevistas del doctor Enrique Paris, director del Centro de Información Toxicológica de la UC, cuestionando los peritajes que establecen el homicidio de Frei, contaron con la venia del decano Ignacio Sánchez, actual candidato a rector. La autopsia del mandatario -caratulada misteriosamente N.N.- estuvo escondida en el archivo del hospital UC y sólo fue posible hallarla 20 años más tarde, gracias a un informante que habló con la familia del ex presidente. Los patólogos de dicha casa de estudios que hicieron la necropsia, también aparecen vinculados a la ex Colonia Dignidad.

Una verdadera campaña para tratar de desacreditar la investigación que sustancia el ministro Alejandro Madrid, por el homicidio de Eduardo Frei Montalva, es la que ha llevado adelante la Universidad Católica (UC), luego que el magistrado sometiera a proceso en calidad de encubridores a los patólogos que realizaron la autopsia al ex Mandatario, Helmar Rosenberg y Sergio González, el 7 de diciembre pasado.

Declaraciones públicas apoyando a dichos profesionales y ataques frontales a las peritos Carmen Cerda y Laura Borgel -quienes establecieron el uso de Talio y Gas Mostaza que le provocaron la muerte- son sólo algunos de los hechos que en los últimos días se han ventilado públicamente.

El principal artífice de todo lo anterior ha sido el decano de la Facultad de Medicina, Ignacio Sánchez y su delfín, el doctor Enrique Paris, director del Centro de Información Toxicológica, quien a mediados de diciembre, en una entrevista otorgada al diario El Mercurio (ver documento anexo), cuestionó duramente los peritajes de Cerda y Borgel, sin siquiera conocer el contenido de los mismos.

Una vez que el matutino publicó el contenido de los estudios, el 10 de enero pasado, Paris volvió a la carga en el periódico de Edwards, criticando abiertamente la investigación llevada por Madrid, señalando que Frei no había sido asesinado, desconociendo los otros elementos que sustentaban los análisis de las peritas y de la indagatoria judicial. Sin embargo, Paris cometió un error garrafal que derrumbó toda la estrategia a favor de Rosenberg y González y lo desacreditó públicamente.

La bóveda secreta

Paris aseguró que en la caja fuerte del decanato, es decir en la propia oficina de su jefe, estaban guardados algunos de los restos que le extrajeron a Frei en enero de 1982, cuando falleció en la Clínica Santa María y que pondrían a disposición del tribunal para que se realizaran contraperitajes y así acreditar el supuesto error de Borgel y Cerda.

El hecho provocó la molestia de la familia Frei, ya que, supuestamente, la UC había entregado todo lo que tenía al ministro Madrid. Por esta razón, solicitaron que la justicia tomara medidas para establecer si ello era cierto, máxime cuando en 2006, el propio Rosenberg, en una entrevista concedida al vespertino La Segunda, aseguró que los restos analizados “habían sido eliminados”.

El escenario, en todo caso, dejó a la UC en muy mal pie y el decano Sánchez obligó a Paris a informar que había cometido un error o a decir que dijo lo que dijo sin querer decirlo, como queda demostrado en una grabación de Radio Cooperativa, donde se hallan las dos versiones del profesional.

El lunes hubo reuniones todo el día en el decanato para hacer frente a las declaraciones de Paris, para evitar que la imagen de la UC se viera “dañada”. En Casa Central, las máximas autoridades desconocían los hechos.

Otro hecho que revela cuál ha sido la postura de Sánchez, lo constituye una comunicación interna a toda la facultad, el mismo día de los procesamientos dictados en contra de Rosenberg y González. En el e-mail, respaldó de manera tajante a los facultativos, señalando que la justicia demostraría su inocencia y que tenía plena confianza en que serían absueltos.

Junto a los mencionados se hallan procesados el ex agente de la CNI Raúl Lillo Gutiérrez, el ex chofer de Frei e informante del mismo servicio Luis Becerra y el doctor Patricio Silva, quien operó a Frei en la segunda oportunidad, todos en calidad de autores. El ex médico de la DINA, Pedro Valdivia lo está en calidad de cómplice.

OPERACIÓN INTERNA

Lo que hubo detrás de este autodesmentido no fue menor al interior de la UC. Primero, porque Paris contó con la autorización del decano Sánchez para hacerlo, como también para otorgar las dos entrevistas a El Mercurio. Y segundo, porque detrás de ésta última, se halla una estrategia del decano Sánchez para posicionarse como uno de los candidatos a la rectoría de la casa de estudios, cuyo titular debiera ser nombrado en el corto plazo, luego que Pedro Pablo Rosso cumpliera el periodo estatutario en el cargo.

Fuentes internas indicaron que una de las teorías que se maneja es que si Sánchez es nombrado rector, Paris asumiría un cargo de mayor jefatura como el decanato, aunque otros facultativos descartaron tajantemente tal posibilidad.

Fue tal la complicación y el desorden comunicacional, que este lunes hubo reuniones todo el día en el decanato para analizar los alcances y hacer frente a las declaraciones vertidas por Paris para evitar que la imagen de la UC se viera “dañada”. Asimismo, en la Casa Central reinaba el caos, ya que las máximas autoridades desconocían los hechos.

Uno de los médicos del recinto que conversó con este diario, indicó que Paris si bien es un “díscolo” que suele manejarse “por las suyas”, esta vez contó con la venia del decano y que la entrevista de El Mercurio no pasó ni siquiera por el “análisis de riesgo” y “control de daños” del departamento de comunicaciones, que se vio “golpeado” y “sorprendido” con la publicación.

Por esta razón, durante la tarde del lunes se resolvió emitir una declaración pública donde se estableció la postura oficial de la entidad (ver documento anexo), negando que hubieran restos o biopsias de Frei y que todo se había entregado al tribunal, toda vez que se reiteró la voluntad de colaborar con la investigación.

El decano de la Facultad de Medicina de la UC, Ignacio Sánchez

El decano de la Facultad de Medicina de la UC, Ignacio Sánchez

Sin embargo, la historia de la autopsia hecha a Eduardo Frei, desde 1982 hasta 2009, se contradice con el ánimo mostrado esta semana por la UC y revela una conducta secretista que ha dificultado y obstaculizado la labor del ministro Madrid.

¿RELACIONES CASUALES?

Cuando Frei murió en enero de 1982 en la Clínica Santa María, de acuerdo a los antecedentes que existen en el proceso, la familia no se enteró de la realización de la necropsia, ni menos que se vació el cuerpo colgándolo de una escalera, pasando a llevar todos los protocolos en este sentido; tampoco que las vísceras habían sido llevadas a la UC para su análisis posterior ni la redacción de un documento con las conclusiones.

Pasaron varios años, hasta que en 2000 los historiadores Cristián Gazmuri y Patricia Arancibia Clavel, lanzaron una biografía el ex Mandatario -Eduardo Frei Montalva y su Época- donde señalaban que no pudieron hallar la autopsia. Carmen Frei, entonces, aprovechó la hora de incidentes del Senado para hacer frente al texto.

“El último aspecto que me propongo exponer ante ustedes con relación a esta biografía es el trato que en ella se da a la muerte de mi padre. La historiadora a quien me he referido, supo con detalle que varios miembros de mi familia tenemos el derecho a la duda sobre las causas de su fallecimiento”, dijo aquel 11 de octubre de 2000.

Arancibia Clavel es hermana de Enrique, el único condenado como “partícipe necesario” del crimen que afectó al ex comandante en Jefe del Ejército Carlos Prats, ocurrido en Buenos Aires, Argentina, en septiembre de 1974 por obra de la desaparecida Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Su otro hermano Roberto, en tanto, fue jefe de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE) a principios de 2000 cuando se ventilaba el juicio en el país transandino.

EL INFORMANTE

Públicamente, Carmen Frei solicitó en varias oportunidades que, si alguien tenía la autopsia o la ficha clínica de su padre, la entregara.

Debieron pasar casi dos años para que una persona, bajo reserva de identidad, se reuniera con el abogado querellante de la familia, Álvaro Varela, revelándole que la autopsia estaba virtualmente escondida en el archivo del Hospital de la UC.

Varela entregó los datos al ministro, quien ordenó el allanamiento en marzo de 2003 a la UC (ver documentos anexos). Las sorpresas recién comenzaban. La autopsia estaba rotulada como N.N. ypor primera vez se supo que Rosenberg y González la habían realizado, luego de una publicación hecha por este diario en abril del mismo año.

Ambos facultativos fueron interrogados por el ministro (ver documentos anexos), y reconocieron la autoría, asegurando desconocer por qué había pasado tanto tiempo guardada, toda vez que el ex ministro Patricio Rojas y el médico Patricio Silva Garín, quien operó por segunda vez a Frei y está procesado como autor por el juez Madrid, conocían perfectamente del contenido. Pero estos dos últimos lo negaron. Las dudas se abrieron aún más y un nuevo detalle agregó una mayor cuota de misterio.

La secretaria de la unidad de anatomopatología, Carmen Barahona, es hija del Roberto Barahona, ex jefe de Rosenberg y González cuando Frei murió y según declararon estos últimos, quien les ordenó realizar el análisis a los restos del ex Mandatario.

Cuando a la mujer le fue exhibida la necropsia, aseguró que desconocía el documento y que no era el que había redactado en su oportunidad.

“Con respecto al Informe de Autopsia N° 9/82, que corresponde a don Eduardo Frei, no lo reconozco como los Informes que yo mecanografiaba, ya que no corresponde el tipo de escritura de la máquina que yo usaba y tampoco el tamaño del papel utilizado, ya que yo en ese entonces, como era lo acostumbrado, utilizaba el papel tamaño oficio. Al revisar el informe de la Autopsia N° 9 del señor Frei, me percato que su letra corresponde a la de una impresora, presuntamente realizada por un computador. Pero en 1982 no existía en el Departamento un computador, lo que queda en evidencia en los demás informes de autopsias del citado tomo, que los confeccionábamos en máquina de escribir eléctrica”, dijo la mujer al juez Madrid, dejando entrever que pudo haber sido modificada ex profeso.

Rosenberg, ante el magistrado, dijo que los apuntes con las conclusiones los mantuvo guardados por más de 15 años en su escritorio y que en los 90 le ordenó a la suscrita transcribirlo, produciéndose una nueva contradicción.

EXHUMACIÓN SECRETA

Madrid comenzó a ordenar peritajes respecto a la autopsia y a fines de 2004 desenterró a Frei desde el Cementerio General, en una diligencia inédita en la historia política y judicial chilena.

Los primeros resultados del FBI indicaron que el ADN era el de Frei y concluía: “no drugs”, según reveló la perito Carmen Cerda a la revista Qué Pasa.

Pasaron seis años, es decir hasta 2009, cuando el mismo informante que habló con Varela en 2002, le indicó que la UC no había entregado todo y que existía un libro de autopsias y microscopías inéditas a los riñones, pulmones e hígado de Frei Montalva (ver documentos adjuntos).

Madrid nuevamente allanó la UC comprobando que la entidad había escondido información relevante para el caso.

Cuando analizaron el libro donde estaban anotadas las autopsias, un nuevo elemento ligó la diligencia hecha en 2003. En esta oportunidad, el magistrado descubrió que la relación de estos exámenes post mortem, estaba asociada a los nombres completos de cada una de personas fallecidas, exceptuando una línea en la que sólo se leía “EFM” (Eduardo Frei Montalva, la explicación es nuestra). Hasta ahora nadie ha podido dar una explicación satisfactoria en el caso por esta situación, a lo menos sospechosa.

Tanto Rosenberg como González, han asegurado en sus declaraciones que los exámenes a los restos de Frei no eran una autopsia, aunque el libro incautado parece indicar lo contrario.

AMIGOS PERMANENTES

Los médicos antes mencionados aparecen ligados también al segundo hombre de la Colonia Dignidad, Hartmut Hopp.

De acuerdo a una declaración prestada por este último en la foja 7.049 del tomo 19 del expediente, conoció a Rosenberg cuando éste le ayudó a entrar a la UC a estudiar Medicina, ya que había hecho estudios previos en Estados Unidos.

Hopp fue uno de los miembros clave de la cúpula de Villa Baviera y está probado en distintos casos judiciales que aplicó medicamentos para controlar sicológicamente a los colonos, como que también colaboró en la fabricación de toxinas para lo cual usaba al ex Bacteriológico, conocido hoy como Instituto de Salud Pública (ISP), donde obtenía ratas de laboratorio para sus experimentos. Esta aseveración aparece en un documento agregado al proceso publicado en 2002 por El Mostrador.

Este medio intentó obtener una versión a través del Departamento de Comunicaciones del decano de la Facultad de Medicina, Ignacio Sánchez, pero se indicó que ésta no sería posible. Asimismo, este medio trató de conversar con Paris, pero no hubo respuesta.