15 marzo 2008

Las Metavíctimas

Luego de investigar por varias semanas el caso Provoste, como solemos llamar técnicamente algunas noticias que se desarrollan en el tiempo, me he dado cuenta cómo el gobierno suele preferir los errores a los aciertos.

Esta idea ya un tanto añeja de hacer política me tiene un poco desesperanzado si es que la palabra es correcta.

Quizás me salté una etapa de la vida o bien me muevo en un mundo aparte, pero lo concreto es que la decisión de la Presidenta de mantener a la ministra de Educación en el cargo, sumado también al estilo de esta última casi tocando el perjurio cuando es consultada por la prensa, no dejan de sorprender cómo puede desperdiciarse el ejercicio del poder.

Las cosas como son: la Contraloría emite un informe. Señala las anomalías. Provoste se demora lo indecible para sacar a Traverso intentando manipular a una de las instituciones con mayor, sino la única, en la que el hombre de a pie tiene confianza.

¿Habrá creido la Mandataria, como también Provoste que podrían siquiera modificar en algo esa opinión pública? La pregunta es realmente clara, tanto como su respuesta.

El otro día, en la clase de periodismo de investigación que realizo en la Universidad Pedro de Valdivia, hice un ejercicio simple de análisis de discurso. Les dije a mis alumnos que mencionaran 15 palabras con las que, en su fuero interno, describen a la Contraloría.

No hubo sorpresa en mí, sino en ellos, ya que todas apuntaban a "transparecencia", "probidad", "fiscalización", "regulación", entre otras.

Por esta razón, el resolver todas las crisis, escándalos, corrupción, dilemas, con argumentos como que la derecha no tiene calidad moral porque apoyó a Pinochet, que todo es una operación política del contalor, que éste último es de oposición y hierbas de ese tipo, es como un esmeril cuya piedra ya no afila, está gastado. Y esa espada de Damocles que otrora permitía cortar el discurso en dos y modificar el eje de la discusión se derrite poco a poco, a vista y paciencia de los políticos de la Concertación.

Y luego sucede lo que muchos esperaban. El contralor Ramiro Mendoza va a la Comisión de Educación de la Cámara y deja callados a todos aquellos que en bambalinas hacían todo tipo de críticas. Desde que era chico y patas cortas, que no era presentable que llegara en moto a su trabajo, que era un "facho de mierda", que operaba para la UDI que era Pinochetista y toda la típica vocinglería que apunta a un conservadurismo insólito de personas que debieran estar por la transparencia y el orden en las finanzas del Estado.

Más bien queda la sensación, luego de hablar con más de cien personas sobre el tema, que el argumento oficialista no tiene sustento, que tácitamente han admitido las graves anomalías que, por falta de orden y ejercicio de la autoridad, sucedieron bajo la administración de Traverso en la seremi metropolitana.

Ahora viene la acusación constitucional. La Comisión de Acusación, compuesta por cinco diputados de la Concertación es más bien un elemento decorativo en todo esto.

Todo indica que Provoste, al menos hasta ahora, tiene un pie fuera del servicio público. Y no es que la institucionalidad se vaya a desmoronar. Es un ejercicio legítimo que tiene toda oposición a un gobierno. Si echan a Provoste no habrá otro golpe militar. Esta no es una segunda UP, no hay guerra fría ni Patria y Libertad ni marxismo internacional.

El Chile de hoy, parafraseando a Lagos o a todo aquel que se le parezca o copie, tiene otros intereses, y uno de ellos es que sus autoridades asuman en plenitud los problemas políticos que enfrenta. Con decisiones claras y directas. La renuncia no implica que la derecha gane la batalla. En este caso, más bien, hubiera sido una salida digna y la habría permitido a Provoste seguir con su carrera política con la frente en alto.

Si en las próximas semanas es exonerada por el Senado ¿Qué dira? ¿El PS me sacrificó? ¿La derecha satánica -parafraseando a mi editor Mirko Macari- se ensañó conmigo porque soy chica, negra, fea e india? ¿Se volverá a victimizar? ¿Se confirmará la tesis del femicidio político y por extensión la del desalojo?

Hace mucho tiempo que no escribía de política.

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