13 junio 2006

El sombrero


El sombrero es un objeto particular. Su forma circucónica (?) remite el secreto. A ese que está más allá del mismo cabello. Por eso el sombrero no sólo sirve para protegerse del frío, sino también para urdir pensamientos que evitamos que se develen, que huyan de la conciencia.
Y así, como un infierno de lana cambia de dirección -a la derecha, como mafioso, a la izquierda como espía- unido a una mirada acorde, busca entrampar la comunicación y ceñirla a los códigos del miedo.
Puede ser Dick Tracy o Humprey Bogart en Casablanca, un reportero de los años 30 ó 40 buscando la noticia o el abuelo de cualquiera de nosotros.
El sombrero revela también la circunferencia del cráneo. Se podría decir que es una huincha, un medidor de los eventos propios de la sinapsis. Pero es más que eso. Se trata de un artículo de primera necesidad para cualquier jazzista de genio perfecto o un tanguero en edad madura.
Por eso sospecho de los sombreros. Esconden cosas y le hacen a uno parecer otras que muchas veces representamos y evitamos reconocerlas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

RIDICULO O RIDICULOS...

IMPRESCINDIBLE O EGOCENTRICO...

PRESTA EL GORRO Y LA CASACA DE MEBRILLO.

UN ABRAZO AMIGO MARAKO

Luciana dijo...

Ejale!
La que tiene casi 4 meses de preñez soy yo!
(chiste perfido y cruelisimo)
Muchos saludos!