01 diciembre 2005

Marco Enríquez-Ominami: ¿un héroe fatigado?


Hace unos días, bebiendo unas copas con unos amigos en Quillota, me encontré con una fotografía de campaña de Marco Enríquez-Ominami.

El cineasta –más exactamente es telefilmista- que va de candidato a diputado por la zona. Mi amigo le tiene cierta simpatía al hijo de Miguel Enríquez, -y más simpatía a su mujer, hay que decirlo, aunque yo no termine nunca de explicármelo-, de modo que cuando traté de hacerle ver ciertos hechos que me llaman la atención en este destape político del creador de “La vida es una lotería”, no encontré más que una sonrisa débil, que lo mismo podía significar indulgencia que desconocimiento.

En fin, quedé un poco atorado, sobre todo por la imagen de campaña; imagen que desgraciadamente no me prestaron, cuando supieron mis turbias intenciones. Vamos por partes: a mí Marco Enríquez solía caerme bien hace unos años. Su actitud contestataria, sus chistes un poco impertinentes, pero agudos, su historia de doble paternidad, la violencia con la que empapelaba sus miedos. Todo eso me parecía de alguna manera conmovedor. No podría decir en qué momento empezó a caerme menos bien hasta darme lo mismo, como sucede hoy, pero creo que fue después de que él estrenara su documental ‘Los héroes están fatigados’.

Fue un documental honesto. Lo más honesto: Carlos Ominami, su otro padre, cerrándole un ojo en una reunión política, con cara de papá orgulloso. La necesidad de buscar respuestas del director. La urgencia de encontrarse. En ese documental, me parece a mí, Marcos reivindica la lucha de Miguel, y su opción de morir en su utopía, en su búsqueda, en su combate.

También aborda el desencanto de quienes compartieron en su momento esa lucha y hoy, entregados a un sistema heredado de la dictadura, no tienen reparos en profitar de él y en moderar su crítica. Uno puede estar de acuerdo o no con la postura del documental, pero en ese minuto me pareció una mirada válida e íntima. Una mirada que, o ha cambiado, o al menos se ha acomodado.

Probablemente fue su etapa farandulera lo que menos me gustó. Él se defiende diciendo que no busca la farándula, sino al revés. Y claro, si su pololeo con Karen Doggenweiler comenzó justo cuando Felipe Camiroaga –ex pareja de la animadora- decidió hablar en contra de ella.

Pero eso es otro tema. Creo que después de verlo semanalmente en LUN, quedé un tanto agotado. Y me pareció que es un tipo extremo, que dice cosas profundamente agudas o idioteces sin apelación. Supongo que es algo que elige.

Volvamos a lo nuestro. Su fotografía de campaña –prometo buscarla para mostrárselas- es impactante, porque responde a la típica concepción de la Alianza por Chile al propagandearse. Aparece, en pleno, la familia Enríquez-Ominami / Doggenweiler (¡qué apellido más largo para una niñita como Manuela!); él a la izquierda, abrazando a Fernanda, la hija de Karen, y ella, la ex chica La Polar, sosteniendo a Manuelita.

Hasta ahora, siempre pensé que sólo los ‘momios’ apelaban a la idea de la Familia (así con mayúsculas), para demostrar que eran tipos capaces y con buen criterio. En general, los candidatos de la Concertación –y más aún de la izquierda extraparlamentaria- no necesitan esos ardides, entre otras cosas, porque entienden que la ‘familia bien constituida’ no garantiza la idoneidad de nadie.

Si pretendió con esta imagen mostrar que las familias pueden darse de un modo ‘alternativo’ –puesto que Fernanda no es su hija biológica y Karen es separada-, erró en puntería. Lo único que se ve es a un Marco Enríquez-Ominami consagrado en su rol de amante esposo y padre abnegado, que –por haber constituido una familia-, nos puede entender bien, nos puede representar bien.

El llamado arcaico a votar por el proveedor y protector, el hombre de la casa, que nos puede cuidar a todos como buen padre. Una idea que, en lo personal, me causa escalofríos. Si lo sumamos a su eslogan (“Todo por ti”), el efecto es aun más estremecedor. Además de la foto, me pareció recordar que, hace no tanto, se anunció que su candidatura a diputado la apoyaría el pacto “Juntos Podemos Más”.

Finalmente, aunque con alguno que otro reparo, no tuvo problemas en presentarse con un cupo socialista. Extrañas ambigüedades que a él no le complican en lo más mínimo, pero que a mí no dejan de llamarme la atención.

Paralelamente, su productora, “Rivas y Rivas”, se ha comprometido con Megavisión para hacer durante los siguientes dos años, la exitosa serie La vida es una Lotería. Un canal cuya línea editorial prohíbe los spots del SIDA, un canal que cobija al cura Hasbún, un canal cuyo dueño es Ricardo Claro. Enríquez-Ominami se defiende. Dice que es su productora, no él, la que ofrecerá un contrato a una empresa de Ricardo Claro, no al propio Claro.

Pero las sutilezas no alcanzan. A él le ha servido el sistema que, para ser instaurado sí o sí, acalló con balazos y torturas a todos los que pensaron diferente. También a Miguel Enríquez.

* Tomado de www.elmostrador.cl, firmado por Artemio Lupin.

* Aquí está el link.

http://www.elmostrador.cl/modulos/noticias/constructor/noticia_new.asp?id_noticia=151752

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tontito

XXX dijo...

Así que usted es don Artemio.

Johny Shats Sitton dijo...

La verdad estimado que no me he tragado nunca a este pitufo. Desde sus tiempos de "Intelectual joven" a estos días faranduleros.

Tampoco paso mucho la figura de su papá biológico, para mi Miguel Henriquez es parte de la tropa de irresponsables que le pavimentaron el camino a la dictadura.

En fin... nada con el pitufin.

Anónimo dijo...

por ejemplo en su blog Marco solo publica los comentarios que le felicitan los que son criticas constructiva no...¿que te parece??